Las técnicas de Kinesiología Aplicada empleadas en Casi Natural
Con el test muscular, establecemos un diálogo con el cuerpo por medio del método de “estímulo-respuesta” que provoca una reacción desde un centro determinado de nuestro organismo. Este estímulo es detectado por cualquiera de nuestros sensores dependiendo del estímulo (visual, auditivo, etc.) pasando por el “centro de interpretación”: Hipotálamo, Amígdala cerebral, etc, produciendo una respuesta que se traduce en un impulso muscular o neurológico, y manifestándose en un estado muscular concreto.
Para desbloquear dicho desequilibrio, se busca el punto reactivo en el sistema límbico y se compensa con imanes. Seguimos buscando hasta encontrar el origen del desequilibrio, hasta donde lo permita el cuerpo.
En este punto ya nos indica a qué nivel está la reactividad (estructural, químico, emocional, psico-somático, energético, etc.) y podemos determinar qué terapia es la más adecuada para compensarla.
Acercaremos al campo magnético de la persona el complemento nutricional o información terapéutica, que también tiene un campo magnético propio; esto producirá una reacción (o no), por lo que se producirá una respuesta positiva o negativa en el estado muscular. De esta forma determinamos qué terapia es la más adecuada al problema concreto de la persona.
Todos los desequilibrios de nuestro cuerpo tienen un origen común que hay que encontrar; es lo que llamamos la “Lesión primaria” a partir de la cual el sistema va haciendo compensaciones para sobrevivir. Así van apareciendo síntomas múltiples a veces aparentemente incurables porque no son más que compensaciones reactivas producidas a partir de esa lesión primaria.
Un ejemplo: una persona manifiesta un dolor agudo en una de las rodillas que le impide caminar, incluso tiene que usar muletas. Las radiografías no muestran disfunción alguna y todo está bien. El test muscular manifiesta que el psoas tiene una falta de energía. Este músculo está conectado con la energía de riñón. El riñón aparentemente está bien. Pero detectamos que hay un bloqueo a nivel emocional que se relaciona con un shock ocurrido en un momento de su vida que no pudo resolver y esto le produjo impotencia e inseguridad. En la amígdala cerebral se establece un punto reactivo que en la persona se manifiesta como impotencia.
La debilidad del Psoas produce desestabilización de la cadera con lo que las rodillas se resienten. Al restablecer la conexión energética con la terapia adecuada a la disfunción, el Psoas recupera la fuerza y la rodilla deja de manifestar dolor. Este caso es muy frecuente.