Gabriel es un profesor universitario de 53 años, casado con una hija de 5 años. En la actualidad está atravesando una crisis “ya prolongada” en su matrimonio. Siente que le falta energía y se considera una persona muy solitaria.
Consulta porque tiene un sentimiento muy fuerte de exclusión que le acompaña desde que era pequeño.
“Mi padre era un ser muy despreciativo y exigente”
Pero con él sentía más afinidad que con su madre. Era transportista, y nunca estaba en casa. La madre era enfermera y dejaba a Gabriel, de niño, al cuidado de una de sus hermanas. Su sensación es que la madre y el padre no estaban disponibles para él.
Tras él, su madre sufrió un aborto espontáneo y después tuvo otro embarazo que prosperó y del que nació otro niño que falleció a los pocos meses. Gabriel no recuerda el nombre de su hermano, solo tenía un año y medio aproximadamente cuando se produce su muerte.
A lo largo de la entrevista surge todo el tiempo la conexión con un fuerte sentimiento de exclusión:
“A mis primos se los llevaban de excursión a Madrid y a mí siempre me dejan en el pueblo.”
“Nadie me explicó por qué”
“Si mi mujer cuenta anécdotas o situaciones de nuestra hija, ella y yo, en ningún momento me menciona, a pesar de que estaba con ellas todo el tiempo”.
Todo esto para él tiene una contrapartida, un “beneficio” que experimenta con el sentimiento de independencia, de “no tener que dar cuentas a nadie”.
En el momento en que le digo que vamos a empezar a trabajar, me dice que siente mucho agobio, con lo que le propongo hacer una corrección energética.
Le enseño y acompaño en la realización de la corrección energética de Fred P. Gallo y Harry Vincenzi, basada en los estudios de la Psicología energética incorpora la aplicación de la variable e influencia de los campos electromagnéticos en nuestro cuerpo. Nuestro sistema de energía está sujeto a interferencias de campos eléctricos que pueden generar una inversión de polaridad dentro en el sistema.
A veces sufrimos una desorganización neurológica, de un modo crónico o de un modo puntual: por ejemplo, asociada a altos niveles de tensión, o a la exposición a sustancias a las que se es sensible, como alimentos y productos químicos; o a no hacer ejercicio físico o a hacerlo de manera inadecuada.
La corrección consiste básicamente en: siéntate en una silla cómoda y cruza las piernas a la altura de los tobillos. La izquierda sobre la derecha. Extiende los brazos hacia delante con las palmas de las manos una frente a otra, después gira las manos para que tus pulgares apunten hacia abajo. Pon la mano derecha sobre la izquierda y entrecruza los dedos. Dobla los brazos de modo que las manos entrelazadas descansen ahora sobre tu pecho. Sitúa la lengua sobre el cielo del paladar, ligeramente por detrás del reborde central. Mientras mantienes esta posición, respira profundamente con los ojos cerrados durante unos dos minutos. (Toques Mágicos Fred P Gallo & Harry Vincenzi)
Tras este protocolo, Gabriel se encuentra mucho mejor con lo que iniciamos un trabajo apoyándonos en el empleo de “muñecos” centrándonos en el objetivo fundamental, que son los sentimientos de exclusión. Hablamos de “muñecos” al referirnos usualmente a las figuras representando a humanos, de la marca de playmobil, que podemos encontrar en el mercado, ya diseñadas especialmente para el uso en consulta de la aplicación de las constelaciones familiares en sesión individual.
La aplicación en terapia de la herramienta de los “muñecos” u otros objetos permite al consultante expresar, exponer y manifestar simbólicamente la representación interna de su motivo de consulta. Se trata de una representación espacial, metafórica y visual que ayuda al cliente a aprehender y comenzar a tomar consciencia de su propia perspectiva acerca del problema.
A través del proceso desplegado en la sesión, en el trabajo con muñecos, acompañamos e invitamos al cliente a ampliar y cambiar su mirada sobre la situación, su mirada del mundo. Le apoyamos en la conexión con sentimientos y emociones no reconocidos ni expresados. Así como en el descubrimiento y manifestación de la inmediata y directa relación que estos tienen en su propio cuerpo.
Le mostramos la fuerza de la asunción de la propia responsabilidad como motor para el cambio. El empleo de muñecos nos ayuda, como nos dice M. Colodrón, a poner sobre la mesa el problema y la posible solución. En otras palabras, enfrentar al cliente con su visión interna del mundo y ayudarle a ampliarla, ayudarle a incrementar su “consciencia” y a tomar la responsabilidad en utilizar la llave que abre la puerta a la solución y a “perder la inocencia” que nos diría Bert Hellinger.
Le invito en este punto a observar los muñecos y le pido: “Elige alguno que represente a tu padre, otro a tu madre y otro para ti”. “Sitúalos en este espacio (la superficie de la mesa de la consulta) tal como en este momento te parezca, más cerca o más lejos los unos de los otros, mirándose o no”. “No hay un buen modo para hacerlo, todo está bien. Es tal y como lo sientas aquí y ahora”.
Gabriel coloca tras unos momentos los muñecos que ha elegido de modo que sitúa al muñeco que le representa en medio de los muñecos que representan a sus padres, ambos muy separados entre sí y coloca al de su madre a su derecha.
Tras esa primera evaluación, le coloco a dos muñecos que representan a sus dos hermanos: el niño no nacido (aborto espontaneo) y al niño que nació y murió a los pocos días. Le cuesta mucho verlos, reconocer que existieron y que forman parte igualmente de la familia. Tras algunas frases sanadoras, finalmente consigue entender que sus hermanos tienen su lugar en el sistema y puede dejarlos junto con su madre y padre, evoluciona el movimiento y puede decirles “yo ahora viviré y después todos nos reuniremos”.
Las frases sanadoras se emplean habitualmente en la terapia de Constelaciones Familiares y sirven o ayudan para que emerja o se libere la energía de las emociones y la dinámica subyacente en la situación. Son frases simples, sintéticas y se aplican en sintonía y resonancia con el paso o movimiento que es necesario realizar para llegar a la solución o sanación. Aportan la potente energía de la vibración de la palabra expresada en voz alta y se conjugan en el tiempo presente.
Continuamos el trabajo: le digo que coloque sobre la mesa ahora la sensación de exclusión que siente desde siempre, y elige un muñeco blanco con el pelo rubio y lo coloca junto al muñeco que le representa, espalda con espalda.
Recoloco en este punto a los muñecos, sitúo en orden a los padres, detrás a los abuelos, bisabuelos, y muchos más ancestros representando a toda la energía del sistema familiar ancestral. Entre ellos, he colocado intencionadamente un muñeco que es un pirata barba negra que suelo emplear para representar a perpetradores/excluidores del sistema.
Me dice que entre todos esos muñecos que ahora están sobre la mesa representando a todo su sistema, hay uno de ellos por el que siente “algo”, que le llama mucho la atención y es precisamente ese pirata. Como su muñeco está espalda con espalda con el muñeco que representa la sensación de exclusión, giro a este último colocándolo de modo que mire de frente al pirata excluidor.
Me comenta que siente ‘fascinación’ por el muñeco que representa ese ‘sentimiento de exclusión‘.
Evoluciona el proceso y movimiento hasta que es capaz de mirar todo y darse cuenta de que el excluidor y el excluido forman parte de la misma energía en la que el uno y el otro manifiestan la polaridad contraria. Ambos imprescindibles para la experiencia en este plano material.
Es capaz además de reconocer y entender la fascinación que le había estado produciendo ese sentimiento de exclusión que le hacía sentirse mejor persona, especial y con valores y modos de ver la vida “superiores” a los de los excluidores.
En el momento final, le sugiero que le diga al excluido “ahora tú por ti y yo por mí” y al excluidor y al excluido: “ahora elijo dejar atrás el pasado con amor” .
“Ahora yo elijo la vida”.
Ambos coincidimos en el sentimiento de que necesitará un tiempo para elaborar e integrar lo acontecido y revelado en la sesión y el paso siguiente en este proceso será el poder girarse dejándolo en el pasado para mirar y tomar la vida plenamente.
Le insto a tomar consciencia en su vida cotidiana de cuando conecta automáticamente con la energía de exclusión en su vida para poner su intención en compensar con la mirada y reconocimiento de la energía de excluidor en él mismo.
En la siguiente sesión tres semanas después me comenta que ha sentido alivio y ligereza, que ha comprobado como, por ejemplo, en reuniones sociales en las que habitualmente se hubiera autoexcluido, se ha acercado más a la gente y ha sido más comunicativo.