“Le he dado tanto y ahora me abandona”
“Quiero tener pareja pero no hay manera”
“A mi madre no le gusta ninguna de mis novias”
“Las parejas no me duran nada”
“Mi mujer me recuerda a mi madre”
“Necesito mi libertad, la quiero pero me asfixio”
“Mi suegra tiene celos de mi”
“Tengo celos del ex de mi mujer”
“Mi marido se enfada y compite con los hijos que tuve con mi ex”
Todas estas “quejas”, a veces cargadas de un gran dolor, y muchas que se repiten y extienden en el tiempo son solo algunas de las que me plantean cotidianamente en las sesiones individuales o en los talleres en grupo de constelaciones familiares.
Quejas y dificultades que reflejan la complejidad, el movimiento y la experiencia única que representan las relaciones de pareja. Parejas heterosexuales u homosexuales, jóvenes o maduras. Porque lo cierto es que la pareja es una experiencia universal y que gracias a ella la humanidad existe y sigue existiendo.
Y en este existir y ser de la pareja como algo universal y vivencial hay que destacar que está siempre en movimiento y creación y no existe un modelo único sobre el que basar y encerrar las relaciones y las dificultades que la pareja suscita.
En un intento de entender y desgranar esa complejidad, os voy a plantear algunos “asuntos fundamentales” que se derivan de las observaciones de Bert Hellinger y algunos de sus alumnos, que han sido y son maestros para mí, y que influyen directamente en el bienestar y evolución adulta de la pareja.
Para poder formar una pareja (en la experiencia en constelaciones solo se puede llamar pareja cuando existe la convivencia) antes debemos sentir la necesidad de estar acompañados, sentir la necesidad de alguien que camine a nuestro lado. Para ello como individuos debemos haber “dejado” a nuestros padres, sobre todo el hombre a su “mamá” y la mujer a su “papá”.
Ese “dejar a los padres” implica que ya hemos tomado a nuestros padres tal y como son, sin distinciones entre lo bueno y lo malo, sin juicios, sin reproches, sin desear ni anhelar que nos den o sigan dándonos mas cosas de las que tuvimos o no, sin pretender cargar con los asuntos que hay entre ellos o intentar suplir sus necesidades o carencias.
Es ver a los padres como una unidad, al igual que lo fueron en el momento existencial en el que fuimos concebidos, como lo estuvieron en la formación del cigoto a partir del cual evolucionamos y nos vinculamos al sistema familiar paterno y materno. Mas grandes que nosotros e iguales entre ellos y perfectos para mí ya que han cumplido con su misión para la especie que era el transmitir la vida.
Cuando he tomado a los padres, puedo caminar solo y estar presente en la vida y sentir entonces esa necesidad adulta de encontrar compañero de viaje y de dar y transmitir todo lo recibido.
Si, como ocurre en muchas ocasiones, todavía sigo “enredado” en los asuntos de mi familia de origen, quizá tenga pareja o solo “novi@”, pero siempre andaré con las emociones y prioridades teñidas por el desorden.
Os plantearé algunos ejemplos que se “desvelan” en la práctica con constelaciones familiares y que dificultan el poder tener pareja:
- Si mi madre perdió a la suya cuando era pequeña, puedo sentir su necesidad y el anhelo por su madre….
Eso puede llevarme a decirle inconscientemente: “Yo haré de madre para ti mamá”
Así cargo con sus asuntos y dificultades, no puedo “tomar a mi madre” y colocarme como su hija porque estoy sustituyendo a la suya.
¿estaré disponible para la pareja?
- Si mi madre o mi padre tuvieron un novio o novia anterior, que se sintió “desplazado o rechazado” o al que todavía “anhelan”, es posible que pueda estar sustituyéndolo.
Si como hija sustituyo a una novia de mi padre, ¿cómo me llevaré con mi madre? mal, la relación no puede ser buena, siempre habrá entre nosotras rivalidad, competencia, celos… nunca podré tomar a mi madre porque la siento como un igual.
Las relaciones con los hombres serán difíciles, siempre seré eterna “amante” o “princesa”. Además, ya tengo pareja : “mi papá” que me adora, soy la “hija de papá”.
Si como hijo sustituyo a un novio de mi madre ¿cómo me llevaré con mi padre?….. seré incapaz de “tomar a mi padre”
Y, con la mujeres… ¡qué éxito! un Don Juan, un seductor irresistible, pero incapaz de mantener una relación adulta y comprometida con una mujer. Ya tengo pareja: “mi mamá” que me adora, soy el “hijo de mamá”.
¿estaré disponible para la pareja?
Si conseguimos tomar a los padres y encontrar pareja, ¡por fin!, ya está hecho…. Ya sabéis que no, las vicisitudes, los conflictos y los retos son continuos. Veamos algunos:
- “Le he dado tanto y ahora me abandona”
La relación de pareja es una relación entre iguales, que implica tomar al otro tal y como es, aceptación incondicional.
Muchas son las mujeres que guiadas por el instinto maternal sienten la necesidad de cambiar, dirigir, modelar y guiar a sus parejas. Tratan al hombre como si fuera un hijo y pretenden suplir y mejorar a la suegra.
El hombre escapará, huirá de esa mujer o su amor desaparecerá.
El hombre ahí no es respetado por la mujer.
- ”Necesito mi libertad” “Me asfixio” “Le quiero, la quiero mucho pero necesito hacer mi vida”
La independencia o la libertad no existe en la pareja, decide: o libertad o pareja. Los dos no son posibles.
Seguiremos siendo autónomos, cada uno responsable de sus decisiones y de su destino, pero no libres.
La pareja exige elección, responsabilidad y compromiso.
Como veis llegar a conseguir lo que suele ser uno de los objetivos mas claros cuando nos encontramos en pareja: el intercambio afectivo, la intimidad en la que dos personas se miran sin manipularse, ven y aceptan al otro tal y como es, pueden abrirse sin miedo a juicios y caminan y crean la vida juntos, requiere mucha implicación, responsabilidad y crecimiento.
En esa tarea las constelaciones familiares nos abren una perspectiva reveladora y nos brindan una herramienta sencilla para sanar e integrar aspectos sistémicos inconscientes que condicionan y a veces nos hacen pensar en la pareja como en una “misión imposible”.